La guerra comercial entre México y Estados Unidos está lejos de terminar. El presidente Donald Trump ha decidido posponer, pero no cancelar, los aranceles del 25% a todas las importaciones mexicanas hasta el 2 de abril de 2025, dando al gobierno de Claudia Sheinbaum un tiempo límite para negociar y cumplir con las exigencias estadounidenses. Aunque la Casa Blanca argumenta que la medida busca presionar a México en temas de migración ilegal y tráfico de fentanilo, el anuncio ha generado preocupación en sectores empresariales, quienes advierten que un arancel de este nivel podría desencadenar una crisis comercial y un aumento en los precios de productos clave.
La decisión de Trump se produjo después de una conversación telefónica con la presidenta Claudia Sheinbaum, en la que el mandatario estadounidense dejó claro que su paciencia se agota. Fuentes cercanas al encuentro afirman que la plática no fue amigable y que Trump exigió acciones inmediatas, advirtiendo que si no hay resultados, los aranceles entrarán en vigor sin posibilidad de prórroga. México, por su parte, ha intentado manejar la situación con diplomacia. Sheinbaum agradeció el tiempo extra concedido, asegurando que su gobierno está comprometido con fortalecer la seguridad fronteriza y frenar el flujo de fentanilo. Sin embargo, la mandataria también dejó entrever que México no se quedará de brazos cruzados si Estados Unidos impone la medida, lo que podría llevar a una nueva disputa en el marco del T-MEC.
El sector empresarial mexicano ya está en alerta máxima. La Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN) y la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana (ANIERM) han advertido que, si los aranceles se implementan, los precios de productos básicos podrían dispararse hasta un 30%, afectando directamente a los consumidores mexicanos y estadounidenses. Algunos empresarios consideran que la decisión de Trump es más una táctica electoral que una medida económica real, ya que busca endurecer su postura contra México de cara a su campaña por la reelección.
La incertidumbre en los mercados también se hizo notar. Tras el anuncio de Trump, el peso mexicano registró una ligera caída frente al dólar, mientras que Wall Street mostró nerviosismo ante una posible guerra comercial. Inversionistas y analistas advierten que, de no llegar a un acuerdo, el impacto será grave, especialmente para la industria manufacturera, el sector automotriz y las exportaciones agrícolas. Todo indica que el mes de marzo será crucial para definir el futuro de la relación económica entre México y Estados Unidos.
