• Vie. Sep 19th, 2025

Debate Público MX

El análisis de los asuntos públicos

La ciudad bajo el agua: el costo de no prevenir

Las imágenes de autos flotando, casas anegadas, pasos a desnivel convertidos en ríos y personas atrapadas por la corriente volvieron a inundar no solo las calles de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), sino también las redes sociales. Con cada tormenta, la ciudad colapsa. Pero este año, algo se rompió aún más: la sensación de que “ya estamos acostumbrados” dio paso a la indignación y al dolor, pues las lluvias ya cobraron vidas humanas, además de provocar pérdidas materiales incalculables.

¿Dónde estuvo el SIAPA?

Cada año, antes del temporal, el SIAPA (Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado) solía desplegar brigadas de trabajadores que realizaban labores de desazolve: limpieza de alcantarillas, retiro de basura, lodo, hojas secas y todo lo que pudiera obstruir el flujo del agua. Esas cuadrillas eran vistas en calles, avenidas, y puntos críticos de la ciudad. Este año, su ausencia fue evidente.

Vecinos de diferentes colonias aseguran que no vieron a los trabajadores del SIAPA realizar estas tareas. Tampoco hubo anuncios públicos, boletines informativos ni campañas preventivas visibles. Y el resultado está a la vista: calles convertidas en lagunas, zonas que nunca se inundaban ahora bajo el agua, y familias que lo perdieron todo.

No todo es culpa del clima

Es muy fácil culpar a la naturaleza, hablar del “cambio climático” o de lluvias atípicas. Pero la falta de prevención mata. Y esta tragedia era evitable. El abandono de las tareas de desazolve es un acto de negligencia institucional que pone en riesgo la vida de miles. El agua no tiene por qué ser sinónimo de desastre, si se hacen las cosas bien.

Pero no todo es culpa de la autoridad. También lo es de una ciudadanía que insiste en tirar basura a la calle, que construye en antiguos cauces de ríos, que tapa drenajes y no exige obras públicas eficientes. Esta es una responsabilidad compartida, pero que debe empezar desde arriba, desde quienes tienen el mandato de prevenir y proteger.

Vidas perdidas, y ninguna renuncia

A pesar de la gravedad de los hechos, no ha habido declaraciones oficiales del SIAPA que expliquen la omisión. Ninguna renuncia, ninguna disculpa pública, ningún plan emergente para mitigar el desastre. El silencio institucional duele tanto como el agua que lo arrasa todo. La tragedia no solo se mide en centímetros de inundación, sino en la ausencia de responsabilidad.

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